Algunas consecuencias de alteraciones posturales, traumatismos o desequilibrios musculares, pueden afectar a nervios craneales, arterias, glándulas y otros tejidos a su paso por orificios craneales o en el interior mismo. De esta forma se pueden provocar neuralgias, dificultades de visión, audición, alteraciones de algunas funciones glandulares, vértigos, migrañas, e incluso a través del sistema nervioso vegetativo, trastornos digestivos, respiratorios y vasculares. Para estos procesos utilizaremos la Osteopatía.
Disciplina terapéutica y un conjunto de conocimientos específicos basados en la anatomía y fisiología del cuerpo humano, en el conocimiento de cómo intervienen los diferentes tejidos en la producción de la enfermedad y en la aplicación de técnicas de normalización de las funciones alteradas. La Osteopatía trata al ser humano de forma global, buscando las causas que han provocado la perturbación en los distintos tejidos, con el objetivo de ayudar al organismo a restablecer el equilibrio mediante reacciones fisiológicas que equilibran y normalizan las diferentes alteraciones musculares, osteoarticulares, orgánicas y funcionales.
Así, facilita los mecanismos inherentes de autorregulación, permitiendo que el cuerpo se recupere y consiga la normalización de las funciones alteradas, disminuyendo los síntomas y recuperando el estado de salud.